EAE. EZKER ABERTZALEAREN 65 URTE.
El estudio de los nacionalismos periféricos del estado español, nos permite ver con detalle que, pese a las pretensionas monopolistas de cierto tipo de historia de España, ha existido una continua movilización popular anticentralista, al menos en los grupos humanos no castellanos.
En el sur de Euskal Herria, el movimiento foralista nacionalista se inicia en la década 1890-1900. En su constitución es determinante el que ninguno de los grupos políticos existentes fuese capaz de responder a las inquietudes de los sectores sociales potencialmente nacionalistas.
En Bizkaia y Gipuzkoa existía por aquellas fechas una profunda crisis en el Carlismo (menor en Araba y Nafarroa), con la escisión en 1880 entre carlistas e integristas.
Paralelamente, en el panorama vasco se puede constatar la presencia de organizaciones políticas liberales y radicalmente fueristas. Incluso tres pequeños partidos republicanos (Radical, Federal y Posibilista) se declaraban foralistas. Nadie sin embargo plantea con meridiana claridad el hacerlo desde una perspectiva enteramente vasca. Las masas emigrantes se situablan políticamente lejos de las aspiraciones fueristas de los autóctonos.
El aranismo oficial, enardecido estos días con el 100 aniversario, siempre nos ha intentado presentar a Sabino Arana como una especie de profeta que despertó al pueblo vasco de su letargo "mortal". Arana aparece como el héroe solitario enfrentado a todo y todos hasta crear de la nada el nacionalismo vasco. Nada más lejos de la realidad.
La verdad es que sin restar importancia a su figura, Sabino de Arana no hizo sino aglutinar un sector social emergente, sector que por ejemplo había despuntado con el Partido Liberal Fuerista, creado en 1876.
La escisión del PNV entre Comunión y Aberri y su posterior unificación en 1930 pusieron las bases para la creación de EAE-ANV. Pero la izquierda abertzale no surge de la nada tampoco. Existen varios precedentes que no llegaron a cuajar antes de la fundación de Acción Nacionalista Vasca. En nuestro caso también existían unas condiciones favorables al nacimiento de un nacionalismo vasco de izquierdas.
Entre las principales aportaciones de ANV al nacionalismo vasco de esos años está, en primer lugar, la configuración por primera vez de un partido abertzale no aranista, a la vez que al PNV se le plantea una alternativa por su izquierda.
ANV contribuye a la secularización, moderación y democratización de la doctrina aranista en puntos como la libertad religiosa, la aceptación de los emigrantes o sus descendientes dentro del proyecto nacionalista, el liberalismo en la política, la sensibilidad ante la cuestión social...
Renovó la política de alianzas del nacionalismo, centrada hasta el momento en las fuerzas de derechas católicas, monárquicas o tradicionalistas. ANV pactará por el contario con las izquierdas republicanas y socialistas y colaborará con la República española a condición de un Estatuto de Autonomía para Hego Euskal Herria.
ANV trató de aunar en su seno tres ideologías enfrentadas hasta ese momento en el sur del País Vasco. Nacionalismo, liberalismo y socialismo. En 1936 ANV se convirtió el el primer partido nacionalista y socialista de la historia vasca.
La política que inició ANV y que fue duramente criticada por el PNV, fue luego seguida por los jelkides. Abandono de la teoría del maketismo, posiciones algo menos clericales y defensa de la República a cambio de contraprestaciones en el terreno de la soberanía vasca.
Pero ANV no es sólo historia del nacionalismo vasco, es nacionalismo vasco vivo. Hoy en día, 65 años después de su fundación, ANV es parte integrante de la Izquierda Abertzale moderna. Sus militantes participan a todos los niveles en Herri Batasuna y en otras organizaciones de la izquierda abertzale y movimientos sociales.
Muchos son los que se han pretendido arrogar el supuesto "legado" de ANV desde los inefables EE hasta su "nosecuantosava" escisión EUE, pasando por EA. Pero este legado está donde siempre ha estado. En la misma ANV y en la cadena de militancia muchas veces debilitada pero nunca rota. Pretender aprovecharse de la labor militante y callada de nuestros miembros a través de la historia de Euskal Herria para justificar y maquillar sus propias carencias de imagen y dejaciones ideológicas es algo que poco dice en favor de los dirigentes de EE y EA.
ANV sigue siendo lo que fue. Un partido pequeño pero grande en capacidad de trabajo por la construcción de una Euskal Herria libre para hombres y mujeres libres. Un partido que sigue anteponiendo Euskal Herria a sus propias siglas, aunque esto le cuestemuchas veces el olvido de los mass-media y el pasar a segundo plano. Y sin embargo hemos enterrado políticamente a muchos de los que se declararon nuestros "legítimos sucesores". Por algo será.
Edorta Bilbao.
Gudari del 36. Miembro del Eusko
Ekintza Gudaloztea de EAE
EGIN